Al abrir un colirio debemos extremar las medidas higiénicas, ya que se trata de un producto envasado de manera estéril que pierde esa propiedad justo al abrir el envase. Lo manipularemos con las manos lavadas y trabajaremos sobre una superficie limpia. Colocaremos una gasa bajo el tapón y no tocaremos la punta del colirio.
Si debemos instilar gotas en ambos ojos, empezaremos siempre por el ojo “menos dañado”, evitando de esta manera la sobreinfección de ambos.
Cerraremos el colirio tras la aplicación y lo guardaremos siguiendo las indicaciones del fabricante (frío o a temperatura ambiente). Hay que tener en cuenta que una vez abierto, hay que desechar un colirio a los 30 días, aunque tras el tratamiento haya sobrado producto.
Cada vez más fabricantes los venden en forma de unidosis, justamente para evitar que se guarden colirios abiertos que hayan perdido su esterilidad y efectividad.
En el caso de un colirio en unidosis, se debe tirar tras la instilación de las gotas.
El uso del colirio es siempre individual e intransferible. Usaremos uno por persona.
¡oye!, que curioso, los peuqeños detalles lo importantes que son
Tienes razón, Ana.
Los pequeños detalles marcan la diferencia entre una práctica segura y otra que puede dañarnos.
Gracias por tu comentario!